PARA TODA NECESIDAD SIEMPRE HAY UN LIBRO

Imagen de Google Jackets

Cuando los gigantes aman : y otros cuentos Folke Tegetthoff ; ilustraciones de Damián Ortega; traducción de María Ofelia Arruti

Por: Colaborador(es): Tipo de material: TextoTextoSeries A la Orilla del Viento ; v.33Detalles de publicación: México, D.F. : Fondo de Cultura Económica, ©1995.Edición: 2ª ediciónDescripción: 102 páginas : ilustraciones ; 19 x 15 centímetrosTipo de contenido:
  • texto
Tipo de medio:
  • sin medio
Tipo de soporte:
  • volumen
ISBN:
  • 9789681647551
Tema(s): Clasificación LoC:
  • PZ 14 T26 1995
Resumen: "El segundo capítulo del libro de los gigantes está dedicado a las mujeres. El primer cuadro mostraba una preciosa giganta de cabellos rojos. La cara del gigante se puso roja como una manzana. Nunca en la vida había visto una giganta. ¡Tengo que encontrarla!--exclamó emocionado--. ¡Tengo que encontrarla! Pero nadie en la aldea sabía dónde vivía la giganta ni cómo se llamaba. Y el pobre gigante enamorado, cada vez más triste, pasaba los días contemplando el retrato de su amada y suspirando..." --P. [4]
Etiquetas de esta biblioteca: No hay etiquetas de esta biblioteca para este título. Ingresar para agregar etiquetas.
Valoración
    Valoración media: 0.0 (0 votos)
Existencias
Tipo de ítem Biblioteca actual Biblioteca de origen Colección Signatura topográfica Copia número Estado Notas Fecha de vencimiento Código de barras Reserva de ítems
Libros Libros Biblioteca Antonio Enriquez Savignac Biblioteca Antonio Enriquez Savignac Literatura PZ 14 T26 1995 (Navegar estantería(Abre debajo)) 1 Disponible Acervo General 037693
Libros Libros Biblioteca Antonio Enriquez Savignac Biblioteca Antonio Enriquez Savignac Literatura PZ 14 T26 1995 (Navegar estantería(Abre debajo)) 2 Disponible Acervo General 037694
Total de reservas: 0

"El segundo capítulo del libro de los gigantes está dedicado a las mujeres. El primer cuadro mostraba una preciosa giganta de cabellos rojos. La cara del gigante se puso roja como una manzana. Nunca en la vida había visto una giganta. ¡Tengo que encontrarla!--exclamó emocionado--. ¡Tengo que encontrarla! Pero nadie en la aldea sabía dónde vivía la giganta ni cómo se llamaba. Y el pobre gigante enamorado, cada vez más triste, pasaba los días contemplando el retrato de su amada y suspirando..." --P. [4]

AG

  • Universidad del Caribe
  • Con tecnología Koha